Siempre genial, Juan Tamariz |
■ Naturalidad:
Tamariz en el escenario es absolutamente natural. No hay un gesto, un chiste,
un chascarrillo… que resulte forzado. Donde a otros se les nota sobreactuados
(“ahora tengo que poner esta voz; ahora toca mover el brazo así; ahora tengo
que levantar una ceja”), Tamariz hace que todo fluya, que todo parezca en su
sitio.
■ Cercanía:
hay quien, además de la barrera natural que supone muchas veces el escenario
con respecto a la audiencia, se encarga de levantar una barrera adicional; “yo
estoy aquí arriba, vosotros ahí abajo… yo estoy por encima de vosotros”.
Tamariz se encarga de romper cualquier barrera. Es, simplemente, uno de
nosotros.
■ Humor:
el humor es un gran lubricante para la transmisión de ideas, para alcanzar la
sintonía en la comunicación, para dejar huella. El humor relaja, entretiene. Y
Tamariz es divertido, muy divertido.
■ Gestualidad:
la capacidad de comunicación del lenguaje no verbal. Tamariz utiliza todo su
cuerpo para comunicar. No duda en explotar su punto histriónico, sin vergüenza
ninguna, para acompañar lo que dice. Sube, baja, corretea, grita, hace caras,
mueve los brazos, tira el sombrero…
■ Expectación:
recuerdo uno de sus números, con un mazo de cartas. Una pequeña cámara enfocaba
su mano mientras sujetaba las cartas, y una pantalla reproducía el momento. En
ese momento miré a mi alrededor; más de mil personas tenían la mirada fija en
la pantalla. Y lo que me resultó más impresionante: no se escuchaba a nadie ni
respirar. Silencio absoluto, atención plenamente concentrada en lo que iba a
pasar. Si eres capaz de crear un momento como ése… es que verdaderamente has
conseguido impacto.
■ Involucración
de la audiencia: el espectáculo de Tamariz no es del tipo “yo hablo,
vosotros miráis”. Está permanentemente haciendo participar al público. No sólo
con el “necesito un ayudante”, sino que interpela a personas por aquí y por
allá, moviliza al público.
■ Pasión:
uno podría pensar que, con casi 70 años y toda una vida en los escenarios,
Tamariz debería estar cansado. Lo que yo vi en el escenario fue un niño
absolutamente entusiasmado con lo que hacía. Y esa pasión, ese entusiasmo, es
la piedra angular que sirvió como catalizador de todo el espectáculo. Sin
pasión, ¿cómo vas a emocionar, a conmover… a comunicar? Si no sientes pasión
por lo que dices… ¿para qué te subes a un escenario? Es tiempo perdido, para ti
y para quien te va a ver.
En definitiva,
sé que no todos podemos ser Tamariz. Pero si podemos acercarnos, aunque sea un
poquito… conseguiremos comunicar mucho mejor.
Fuente de
la noticia:
http://blog.raulhernandezgonzalez.com/2012/02/los-siete-trucos-de-tamariz-para-hablar-en-publico/
No hay comentarios:
Publicar un comentario