miércoles, 20 de junio de 2012

Todos lo tenemos. El GEN del emprendedor

Durante años, los investigadores se han afanado en intentar identificar las características específicas de los líderes emprendedores de éxito. De esa búsqueda han salido cientos de clasificaciones de cualidades, actitudes y perfiles de lo que podríamos denominar como el emprendedor ideal.
La verdad es que, aunque no existen estudios científicos que lo avalen, todos nosotros tenemos en nuestro ADN información genética que nos distingue como emprendedores.

Esa huella genética nos acompaña desde siempre. Cada vez que nos atrevemos a realizar algo nuevo en nuestra vida, nos estamos convirtiendo en emprendedores personales y estamos usando ese GEN emprendedor.

Por ello, la decisión de emprender no es más difícil que dar el paso de aprender en nuestra época de estudiante, de realizar viajes fuera de tus fronteras, de consolidar una relación personal y formar una familia. Todos en nuestra vida hemos tomado decisiones importantes que suponían riesgos, independientemente de que haya o no salido bien.

La mayoría de emprendedores ha montado más de un negocio, por lo que atreverse a equivocarse es muy importante. De la misma manera que aprendimos de niños a levantarnos del suelo cuando aprendíamos a caminar o a montar en bicicleta, todos podemos fracasar como emprendedores y volverlo a intentar, no pasa nada.

Todo ser vivo tiende a buscar el alimento que le permita la subsistencia. Por este motivo, aunque no tengamos una fuente de financiación para arrancar nuestro negocio, siempre encontraremos alternativas para alimentar nuestro sueño empresarial. Puede que al principio no nos permita disponer de todo lo que deseamos, pero al igual que en la naturaleza, todo requiere de un tiempo de germinación para poder dar sus frutos.

La convicción de que lo que nos sucede es consecuencia de nuestros propios actos, es fundamental para que nuestro GEN emprendedor se ponga de manifiesto. Nada pasa por casualidad, somos nosotros los que lo creamos y esa convicción debe ser la que nos empuje hacia la consecución del objetivo. Ver un cielo azul donde otros ven sólo nubarrones es sinónimo de tener activado dicho GEN. Sin ilusión, sin optimismo y sin confianza no lograremos activarlo correctamente.

Dicho esto, la pregunta es ¿Te atreves a poner en marcha el GEN emprendedor que llevas dentro?

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